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La bolaina (Guazuma crinita) es una especie maderable de corto crecimiento que se desarrolla en forma natural en bosques secundarios de la Amazonía peruana, de preferencia en zonas inundables a orillas de los ríos. Alcanza dimensiones de hasta 45 m de altura y 1,50 cm de dap, aunque debido a la creciente demanda por su madera, es difícil encontrar árboles más grandes que 20 m de altura y 30 cm de dap. Su tronco es circular, sin aletones o con aletas pequeñas y su copa es pequeña y rala, con épocas de defoliación parcial durante la temporada seca o de estío. Las hojas son simples, alternas en un solo plano, con estipulas pequeñas y caducas. Las flores son pequeñas, de color entre rosado y lila, y se encuentran dispuestas en racimos. La época de floración puede ser muy variable: en la selva central del Perú se puede presentar entre los meses de mayo a septiembre, alcanzando su punto máximo entre julio y agosto. El fruto es pequeño, capsular y dehiscente. Las semillas son pequeñas, de color pardo, encontrándose hasta 20 semillas por fruto y entre 850,000 a 870,000 por kilo.
Su abundante producción de semillas permite que forme rodales coetáneos o puros, aunque también suele asociarse con otras especies heliófitas como el palo balsa o topa (Ochroma spp.) y el cetico (Cecropia spp.). A pesar de su agresiva regeneración y su amplia distribución, la especie requiere de suelos fértiles y de alta calidad.
La albura y duramen de la madera de bolaina son de color claro, textura suave y de baja densidad básica (promedio alrededor de 0.41 g por cm³). En el departamento de Ucayali, la bolaina blanca es transformada principalmente en madera aserrada (machiembrado). Adicionalmente, existe un sector microindustrial de pequeños aserraderos móviles que se dedica a la fabricación de tablillas para la construcción de casas que abastecen necesidades de mercados regionales y nacionales. Se utiliza también en carpintería, muebles de madera, puertas, molduras, casas de madera, postes de construcción entre otros.
En los últimos años, se ha iniciado el cultivo de bolaina en plantaciones a gran escala completando hoy un total de 1,200 hectáreas en la región del Codo de Pozuzo y un área similar en los alrededores de Puerto Inca, a orillas del río Pachitea. El cultivo en plantación tiene varias ventajas: siendo una especie de rápido crecimiento es exigente en suelos planos aluviales, algunas veces inundables, lo que lleva a tener en cuenta algunas restricciones para su manejo en aéreas de colinas drenadas.
En función de las condiciones de establecimiento se puede apreciar grandes diferencias en el crecimiento. Estas diferencias se basan en el régimen de humedad, la fertilidad y la textura del suelo, y el antecedente de las parcelas (pastizal, bosque secundario maduro, bosque descremado). En las parcelas establecidas en la zona aluvial de los alrededores de Pucallpa se observan crecimientos muy aceptables, pudiendo llegar en los mejores casos a los 30 m³ ha a1 año. Con tasas de crecimiento promedio entre 25 a 35 m³ por ha al año, a un distanciamiento de 3 m x 3 m en suelos adecuados. Se calcula una rotación comercial entre 7 a 9 años.
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